Me gustaría decir algo sobre el hogar común en el que todos nos incluimos.
¿Dónde se halla?
En la Tierra, sólo en la Tierra.
Allá donde nos desconectamos de la Tierra y despegamos nuestros pies de ella perdemos nuestro sustrato y sostén, los poderes que fundamentan y gobiernan la Tierra en cada uno de sus niveles.
Sobre la Tierra, todo y todos estamos en resonancia con el todo y con todos. Conectados con la tierra de esta manera, podemos mirar al resto de la gente y al mundo como son y como es, con amor, pudiendo de esta manera asentir al mundo como es y a la tierra como es, y al futuro de la Tierra como se nos vendrá dado con el paso del tiempo, con confianza.
La Tierra se encuentra siempre en imparable movimiento – y no sólo con respecto al Sol – sino especialmente en lo que respecta al proceso y a los progresos de la humanidad.
Algunos piensan que el progreso es peligroso para la Tierra. Con ese pensamiento precisamente se están separando ellos mismos de los movimientos de la Tierra como se dan, siendo su imagen en el momento de su afirmación una imagen conformada por lo que sería presumiblemente mejor para la Tierra. Los que lo dicen no están en contacto con la Tierra, ni con la gente ni con los descubrimientos y desarrollos que sostienen la vida de la humanidad en nuestros tiempos.
¿Cuáles son las consecuencias de este pensamiento, las consecuencias de pensar que todo progreso es nocivo? Podemos observar que en varios países y contextos se intenta regresar al pasado para recuperar los modos de los viejos tiempos, tiempos en los que, por cierto, la gente moría desgraciadamente o era diezmada por las guerras.
En el momento en que aprendemos a confiar en los movimientos, en los procesos y en el progreso de la Tierra exactamente como son: ¿cuál es el efecto?
El resultado es que dejamos atrás nuestras ideas de lo que sería mejor para la Tierra para pasar a movernos conjuntamente con el movimiento de la Tierra, de manera humilde, amando a la Tierra como es, pues sólo en la Tierra y con la Tierra encontramos felicidad y plenitud.
El trabajo que hemos experimentado en este seminario está también al servicio de la Tierra, al servicio de la vida de la Tierra y de toda vida sobre ella.
En este sentido podemos cooperar con otros movimientos que se encuentran al servicio de la Tierra. Entonces dejamos ir todas nuestras ideas de lo que supone lo mejor para otra gente, y nosotros mismos hacemos algo, dejando hacer a los demás, aprendiendo de los errores, nosotros de los nuestros y los demás de los suyos, por una simple razón:
El progreso – el progreso creativo – surge y se basa en los errores, o, más exactamente, sobre todo en lo que resulta incompleto. Sólo si permitimos dejar estar a lo incompleto podemos mejorarlo en un movimiento creativo, de modo que si llevamos esta máxima a nosotros mismos – la observación de que somos incompletos – impulsaremos nuestra propia creatividad y relativizaremos nuestra realidad.
Pues, sintiéndonos incompletos, seremos capaces de percibir nuestros movimientos hacia adelante y de sentirnos congregados en una comunidad mayor, la de los que están comprometidos con la vida y permanecen en el amor.
Bert Hellinger