Si vivimos algo una y otra vez puede que nosotros rompamos el círculo. Y el pasado, aunque lo olvidemos sigue afectándonos.
Así es como comienza Mi otra yo, una serie turca de 8 episodios que se emite en Netflix en la que tres amigas se reúnen cuando una de ellas tiene cáncer y ha recaído a pesar de los tratamientos alopáticos recibidos. Se embarcan en una aventura hacia el autodescubrimiento de forma voluntaria en unos casos y más forzada en el caso de Ada con una herramienta llamada “Expansión de familia de origen” que claramente es un trabajo sistémico de Constelaciones familiares.
Esta serie se basa en la búsqueda del origen espiritual de la enfermedad, los problemas o el carácter cuando nos atrapan. La protagonizan Tuba Büyüküstün, Boncuk Yılmaz y Seda Bakan que son tres amigas que viajan a un pequeño pueblo (Cunda) en Turquía para que una de ellas se recupere del cáncer, pero en ese viaje hay recorridos interiores para todos y todas con una invitación común: encontrarse y sanar su pasado.
Como dice el tráiler en su inicio: Nuestro objetivo es llegar al fondo de nuestros problemas nuestras preocupaciones y miedos y las espirales que nos atormentan.
La sanación llega cuando se conecta con la parte espiritual, se ordena el pasado liberándolo de secretos, mentiras, no dichos y miedos y se concilia el perdón más profundo con los ancestros, con uno mismo y con todo lo que se vive o se ha vivido.
Pero no todos piensan de la misma manera y cuando la razón prima y se protege bajo el paraguas de la ciencia no se puede entender como las personas mejoran radicalmente cuando sencillamente conectan con su ser profundo y son coherentes con sus propias necesidades. Siendo lo más básico en la vida no siempre es lo más aceptado. Incluso aunque una madre ve que su hija mejora física y relacionalmente (la protagonista) se queja del trabajo del terapeuta cuando lo que hace es estar bajo el miedo de que su hija “despierte” y se marche de su lado o se entere de un secreto familiar guardado bajo el peso de los años.
El acompañamiento sistémico
La serie muestra en pantalla el trabajo de un acompañante terapéutico, Zaman (Firat Tanis) que ayuda a las personas a ser mejores versiones de sí mismas y comprender las profundas razones de sus malestares, enfermedades o bloqueos entendiendo que no solo se producen por causas ajenas a la persona, sino que esta puede tener responsabilidad en la aparición de la misma ya sea por la manera de vivir o por la forma de estructurarse en la vida.
Es lo que puede vivir cualquier terapeuta cuando alguien ha realizado el camino de la medicina alopática y necesita abrirse a su mundo emocional para poder encontrar el origen de un dolor y recuperarse. Todo suma y nada resta cuando se juntan los dos lados y se deja de polarizar o estigmatizar lo que no está acorde con nuestras ideas.
Netflix apuesta por una serie sistémica
Por primera vez se ve muy claramente y de forma respetuosa el trabajo de las Constelaciones familiares, de la psicogenealogía y transgeneracional. Todos los diálogos y explicaciones han sido muy estudiados y están alineados con una forma respetuosa de trabajar. No hay una sola frase fuera del marco teórico del trabajo sistémico lo que se agradece enormemente ya que la difusión a través de la plataforma de Netflix es altísima y se hace de una manera correcta.
Incluso como referencia bibliográfica aparece el libro Este dolor no es mío de Mark Wolynn cuyo subtitulo es “Identifica y resuelve los traumas familiares heredados”. Libro que os recomiendo si os interesa conocer más sobre el trabajo sistémico.
Si te interesa saber o aprender sobre Constelaciones Familiares y cómo se trabaja, esta es una gran serie de ejemplo para que descubras cómo se realiza una constelación, a qué información podemos a través de nuestro inconsciente y qué cambios podemos experimentar si sanamos la historia familiar.
Reflexionar sobre la vida
“Mi otra yo”, te hará reflexionar sobre los temas humanos más profundos desde el valor de la amistad a la importancia de sanar errores y traumas del pasado, sobre todo ocasionados en el entorno familiar. Solo así podemos dejar de estar atrapados por un pasado que pilotea de manera automática sin dar margen a una nueva construcción. Prisioneros del pasado vivimos de manera reactiva dejando un margen escaso a la creatividad, a lo nuevo o a una apertura a lo diferente.
Esta serie deja un intenso mensaje sobre la vida como único momento para vivir y hacerlo con la tranquilidad de ser uno mismo y no una copia absurda que satisfaga solo al ego. Lo más grande es el amor y eso se refleja en cada camino personal.