Sobrepeso y Trastornos de Alimentación

La conciencia del cuerpo nos acerca a la Vida y la relación que tenemos con el alimento indica cómo nos sentimos emocionalmente. Por eso es importante escuchar las señales que nos llegan a través de nuestras conductas alimentarias que muchas veces se dan de forma automática y escapan al control o a la fuerza de voluntad, como ingerir ciertos alimentos de forma compulsiva, con ansiedad, y en algunos casos, rechazar el alimento hasta llegar a la inanición.

La comida es una metáfora del amor emocional en nuestra vida, aún más cuando se trata del “dulce”. Comer compulsivamente es buscar el amor de la madre en la comida para llenar ese vacío que sólo puede ocupar el amor de una madre. Biológicamente estamos programados para nacer y ser amamantados por nuestra madre. Ella nos nutre durante todo el embarazo a través de sus emociones y de todo lo que ella ingiere, y al nacer, el vínculo afectivo que se refuerza entre madre e hijo/a durante la lactancia, ya es indiscutible. De ahí que la relación con la comida nos remita a nuestro vínculo afectivo con la madre.

Detrás de la ansiedad por la comida, suele haber un rechazo a la madre. Al rechazarla la persona no ha tomado el amor de su madre, porque en el fondo le exige que sea de otra forma a como es y a como puede ser. Por eso el primer paso para solucionar muchos de los problemas con la alimentación, es el trabajo interior de “tomar a la madre”, que consiste NO en que ella cambie o en que ella nos trate como uno quisiera, sino en aceptar incondicionalmente a la madre tal y como es, sin esperar a que ella cambie, ocupando nuestro lugar de hijos/as, porque es el único lugar que nos corresponde respecto a ella. Lo contrario sería un desorden sistémico. Ésa es la forma de llenarnos de su amor y de transformar nuestra historia con ella.

La solución está en llenarnos del amor de nuestra madre mediante esa aceptación incondicional, para no necesitar llenarnos de forma compulsiva de comida, y poder tener una relación sana con ésta.

En Constelaciones Familiares vemos que hay personas que no han tomado a su madre, porque inconscientemente están remplazando a ancestros anteriores, y ese remplazo no les permite estar en su lugar de hijos con respecto a sus padres, por eso, a un nivel profundo, no les pueden ver como a sus progenitores.

Por otro lado, también encontramos personas que tienen una alimentación equilibrada pero igualmente están por encima de su peso saludable habiendo intentado diversas dietas, con la consiguiente frustración que esto conlleva. Esto es porque nuestro cuerpo guarda las memorias de todo lo sucedido en nosotros y también nos es transmitida la memoria de ciertos sucesos relacionados con nuestros ancestros de conflictos que quedaron sin resolver.

– Un ejemplo de los dos supuestos anteriores sería el estar vinculado de forma inconsciente a abortos del sistema familiar que han sido olvidados o excluidos. El cuerpo recuerda estos abortos a través de acumular grasa en determinadas zonas del cuerpo como el vientre. Éste podría ser el caso de personas que engordan fundamentalmente en la zona del abdomen (donde se desarrollan los embarazos), y es una de las causas subyacentes que hay también tras la obesidad, desde el punto de vista sistémico, la fidelidad a los abortos del sistema.
– Además, se puede observar que muchas personas que tienen fidelidad a abortos del sistema, no identifican la figura materna con su madre biológica, sino que la imagen interna que tienen de una madre tiene que ver con las madres de todos esos abortos a los que esa persona está reemplazando. Ése es uno de los motivos por los que la persona no ha tomado a su madre, no consigue verla, porque primero es necesario sanar esa fidelidad o identificación con esos abortos, para que pueda girarse a mirar a su madre y a toda su vida tal como es. Por supuesto todo esto sucede de modo inconsciente y se puede observar en la constelación de esas personas.

OBESIDAD

Al igual que en el sobrepeso, los kilos de más pueden ser una forma de ponerse a salvo, una barrera alrededor de la persona que le protege de que le puedan hacer daño.

En la obesidad, hay varios factores:

  • Suceso traumático en la vida de la persona que actúa de desencadenante de la obesidad, por el cuál cree que necesita protegerse del exterior y se esconde detrás de la grasa
  • Fidelidad a una o varias desgracias familiares, que aún no se han digerido, y cuya carga emocional está llevando la persona sobre su cuerpo.
  • No se ha tomado a la madre.
  • Fidelidad a abortos del sistema.

ANOREXIA Y BULIMIA

La bulimia y la anorexia, pueden ser las dos caras de la misma moneda. Una anorexia mal curada puede desembocar en bulimia, y la persona parece que se ha “curado”, porque se le ve comer, pero coger peso no significa necesariamente que la persona se haya sanado a nivel profundo. Por eso es importante tener en cuenta la sanación que la sistémica nos puede ofrecer, puesta en práctica en las Constelaciones Familiares.

Desde esta perspectiva, se puede observar como la persona con anorexia, lo que busca inconscientemente, la mayoría de las veces, es morir en lugar del padre. En la negación del alimento se está negando la propia vida. A través de la enfermedad le dice a su padre “yo muero en tu lugar”. Salvo excepciones, es una fidelidad al padre que está mirando a la muerte de una u otra forma por cómo éste se siente o por algo que sucede en su vida.
Sanación: Poder decirle al padre internamente “padre, yo me quedo en la vida”.

Anorexia con vómito

Cuando la persona con anorexia comienza a comer mejor, al tomar el alimento está tomando la vida. Eso puede suponerle culpa, por dejar de ser fiel a su padre en la muerte, y al no sostener esa culpa, se produce el vómito, como una mirada de nuevo hacia la muerte.

Bulimia

En la bulimia, donde se intercalan atracones con episodios de vómitos, se suele observar en la mayoría de los casos, que la madre rechaza al padre y le dice a su hijo/a, implícita o explícitamente, “toma sólo lo que te viene de mi, no tomes lo de tu padre”. Entonces el atracón cumple la función de la fidelidad a la madre, y en el vómito se vuelve de nuevo a la fidelidad al padre.
El hijo cree que si toma de uno no puede tomar del otro, y pensar en tomar a los dos le produce una culpabilidad inmensa.

La sanación viene de poder decir a los padres e integrar:

“Papá, mamá, dejo vuestra vida privada con vosotros, vuestros asuntos son sólo vuestros, a mi no me incumben. Ahora elijo preferiros por igual y tomar de los dos por igual (Visualizándolos como una unidad) Vosotros sois los grandes, y yo soy la pequeña/o. Papá, te doy un lugar en mi corazón como a mi padre. Mamá, te doy un lugar en mi corazón como a mi madre”.
El cuerpo y el inconsciente son uno, por eso es tan común somatizar conflictos sin resolver a través del cuerpo.

Las Constelaciones Familiares ayudan a liberar parte de esa energía bloqueada de nuestro sistema familiar que hace que nuestro cuerpo somatice a través de la alimentación y de nuestro cuerpo. No es necesario saber conscientemente lo que está produciendo el trastorno o el desequilibrio en la alimentación, ya que la constelación hará su trabajo sin necesidad de saber de forma consciente, pues toda la información está en el inconsciente.

El conocimiento

Existen dos tipos de conocimiento. El primero es: conozco algo que existe. Por ejemplo, puedo contar el número de participantes aquí presentes. Tengo el conocimiento de cuántos han venido. Para eso, ellos tienen que estar ya aquí, para que los pueda contar y saber algo de ellos. Eso es el modo de conocimiento del que habitualmente hablamos. 

El conocimiento del espíritu en cambio es siempre nuevo, no se refiere a nada que ya esté aquí. Es siempre nuevo. 

Además, los movimientos que nos mantienen en´la vida no son establecidos una vez para siempre, sino que se renuevan en cada instante. Siempre nuevos. Todo lo que transcurre en nosotros es siempre nuevo. No hay nada viejo. Todo lo que se mueve lo hace alejándose de algo ya existente hacia algo nuevo. De esta manera, estamos continuamente mantenidos en movimiento y en vida por este espíritu. 

Este conocimiento del espíritu por ser nuevo es primero. Es conocimiento creador. Nos podemos adentrar en el movimiento del espíritu con un conocimiento creador y eso se llama mística natural. 

Al sintonizar con este movimiento creador, al pensar en modo creativo, nuestro pensamiento se alinea con el movimiento del espíritu. Entonces, conocemos de modo directo lo nuevo que a su vez sirve a la vida y al amor. 

Asimismo, todo lo que pensamos tiene efecto. Pero no siempre está en armonía con el movimiento del espíritu. Mucho de ello se encuentra en oposición, por decirlo así, al movimiento. Pero eso no tiene importancia. Si pensamos errado, esto sirve para educarnos, porque nos tocará sentir los efectos. Y así, maduramos y aprendemos. Sin deslices y sin errores no puede haber desarrollo. Todo crecimiento se basa en fallos. La infalibilidad es lo peor que hay, porque todo se detiene ahí. 

Eso constituye la mística, una mística muy corriente, surgida de la observación directa de lo que hay. 

Bert Hellinger