A veces el enfrentamiento también se sustituye por el perdón, cuando este tan solo encubre y aplaza el conflicto en vez de solucionarlo.
Especialmente grave es el perdón cuando la victima le perdona al culpable como si tuviera el derecho de hacerlo.
Para lograr una reconciliación verdadera, el inocente no solo tiene el derecho de exigir la reparación y expiación, sino incluso tiene la obligación de hacerlo. Y el culpable no solo tiene la obligación de llevar las consecuencias de sus actos, sino también el derecho de hacerlo.
También existe el perdón bueno que respeta la dignidad del culpable guardando al mismo tiempo, la propia. Este perdón exige que la victima no lleve sus exigencias hasta el ultimo extremo y que también acepte la recompensa y la expiación que el perpetrador le ofrezca. Sin este perdón bueno no hay reconciliación posible.
Bert Hellinger