La Enfermedad

Muchos de los que llegan a constelaciones familiares buscan ante todo sanación y, a través de las constelaciones familiares, los trasfondos de las enfermedades en muchos sentidos surgieron a la luz.

Es extraño que nosotros apenas percibamos una enfermedad en nosotros. Hacemos los intentos más diversos para deshacernos de la enfermedad. En constelaciones familiares sin embargo salió a la luz que las enfermedades son mensajeros de otro poder y, si nos queremos deshacer de las mismas, no tenemos posibilidad de descifrar el mensaje. Y nuestros intentos de deshacernos de la enfermedad en muchos sentidos nos ocasionan un daño, y no solo a nosotros, sino también es un perjuicio para nuestra familia.

Representar a un excluido

Por ejemplo, como Sophie y yo ahora comúnmente lo hacemos, si colocamos un representante para la enfermedad, surge a la luz. Y la enfermedad muchas veces representa a un miembro de la familia al que se ha rechazado, al que se ha excluido, y al que no se da el derecho de pertenencia dentro de la familia. Esto es, una persona excluida. Es decir que levanta la mano y quiere decirnos algo a través de la enfermedad. Si entonces logramos reincluir a esta persona y darle un lugar en nuestro corazón y reintegrarla en nuestra familia, la enfermedad se puede retirar porque ha cumplido con su servicio. Esto es una parte.

“Yo te sigo”

Luego otra cosa importante salió a la luz. Hay dos frases que llevan a una enfermedad. Una frase es: “Yo te sigo”. Y entonces se enferma, y muchas veces esta enfermedad está relacionada con el género, con el sexo y ante todo con el vientre. Y la mujer no sabe de dónde proviene esta enfermedad. Pero ese hijo perdido da su mensaje a través de esa enfermedad, y si ahora está reintegrado tanto en el alma como también en el cuerpo, la enfermedad se puede retirar. Esta es una de las frases. Pero también lo vemos si la creatura ha perdido a su madre durante el parto. Es decir, la madre falleció durante el parto. Cuando la madre muere en el parto, entonces la criatura quiere seguir a la madre. Eso se ve muy a menudo y la criatura enferma y muere. Esa es una de las frases.

¿Me pueden seguir?

Porque esto es fundamental, es otra comprensión de la enfermedad.

“Yo por ti”

Ahora la segunda frase. Y esta frase es la responsable de la mayoría de las enfermedades. Cuando una criatura percibe que su madre quiere morir, entonces la criatura dice a su madre, “Yo por ti”, “A cambio de que tú vivas, mejor muero yo”. Y así la criatura enferma o muere, y detrás se encuentra otra frase. Muchas veces también la madre dice y en relación a ello también padre, “Tú por mi”, “Muere por mi”, “Enferma tú en mi lugar”. Es decir, es un doble movimiento, la madre o el padre desplazan las consecuencias de su culpa a su hijo. Y el hijo dice, “Sí”. Obviamente aquí tenemos que considerar lo que ya comenté acerca de la culpa y la expiación. Estos movimientos se dan en los ámbitos de la consciencia del bien y el mal y tenemos que crecer más allá de ello. Tenemos que superar la culpa y ante todo tenemos que crecer más allá de la expiación por la culpa.

Quiero añadir algo acerca de las religiones.

Y aquí, ante todo, en el cristianismo. Toda la religión del cristianismo se basa en la frase, “Yo por ti”. Toda la concepción de la salvación de nuestros pecados significa que decimos o que esperamos que el otro en nuestro lugar expíe la culpa. Por ejemplo, Jesús a cambio de que nosotros encontremos la muerte, él murió por nosotros. Y en la Biblia se encuentra una frase: “un amor mayor no tiene más que aquel que entregue su vida para otros”. Esta terrible frase que causa tanto daño en nuestro ámbito familiar, ese “Yo por ti” se convierte en una ejecución religiosa con la cual alcanzamos o merecemos el cielo.

¿No es terrible esto? ¿No es totalmente loco? Y ese concepto de que Dios quiere esos sacrificios sangrientos para reconciliarse con nosotros. ¿Y cómo podemos sanar todo esto? ¿Cómo nos podemos mantener sanos? ¿Cómo podemos mirar a la enfermedad si a ese Dios lo enfrentamos y le decimos “Tú eres el erróneo. Tú no puedes ser el Dios de la creación. Tú fuiste creado según nuestra imagen.” ¿Y quién tiene fuerza para decirlo? Más bien morimos con el concepto: yo soy un salvador. Puede tener una connotación más loca, pero, ¿quién tiene fuerza de crecer más allá de esto? ¿Qué sucede con la persona que lo hace? Pierde el derecho de pertenencia a su grupo. Es decir, vive un movimiento del espíritu, crecemos hacia otro nivel de consciencia. Ese nivel de consciencia es la base de la sanación.

Ahora sí hablé demasiado, pero fue importante lo que aquí expresé.

Bert Hellinger

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