Otra posibilidad de alcanzar un equilibrio entre tomar y dar es el agradecimiento. Al dar las gracias no rehúyo el dar. Aún así, a veces es la única respuesta adecuada al tomar. Por ejemplo, para una persona disminuida, o para un enfermo, o para un moribundo y, a veces, también para un enamorado. Aquí, junto con la necesidad elemental de compensación, también entra en juego aquel amor elemental que atrae y vincula a los miembros de un sistema social, comparable a la fuerza de gravedad que mantiene unidos los cuerpos en el espacio. El amor acompaña el tomar y el dar y le precede. En el tomar se expresa como gratitud. El que da las gracias, reconoce: «Tú das, independientemente de si yo en algún momento podré pagártelo, y lo tomo de ti como un regalo. Y quien acepta el agradecimiento, dice: «Tu amor y el reconocimiento de aquello que doy me valen más que todo lo demás que aún puedas hacer por mí».
Así, al dar las gracias, no sólo nos afirmamos mutuamente con aquello que nos damos, sino también con aquello que significamos el uno para el otro.
Bert Hellinger