El amor
Junto con los conflictos que, en su mayoría, nacen de la buena consciencia y de la voluntad de supervivencia, existe también entre las personas un movimiento de acercamiento mutuo, un anhelo por vincularse y la curiosidad por conocerse de más cerca.
Este movimiento se inicia entre hombre y mujer gracias al amor, cuando ambos pertenecen a familias distintas. Gracias a esa nueva pareja, se acercan las familias y van formando un clan, dentro de cuyos límites reina la paz.
El intercambio
La otra vía por la que familias distintas se acercan y abandonan su temor frente a otras familias, es el intercambio entre dar y tomar, lo cual brinda ventajas para ambas partes y las vincula más estrechamente entre ellas. A veces, acontece que se juntan para encarar una amenaza desde otros grupos, de modo a asegurar sus chances de supervivencia juntos.
Cuando se necesitan aliados en un conflicto, se juntan las diferentes partes frente a un enemigo común. El intercambio se intensifica gracias a eso, así como la cohesión. Es así como la paz interna es servida por las amenazas exteriores y el enemigo.
La consciencia
Este grupo desarrolla una consciencia común que le permite delimitarse frente a otros grupos. Bajo la influencia de esa consciencia, los pertenecientes al grupo se sienten mejor que los otros y los denigran. Todo lo que sirve el grupo propio y debe ser cumplido como condición para la pertenencia, es recompensado por la consciencia con el sentimiento de ser bueno, incluso de ser el mejor. De esta forma, todo lo que va dirigido en contra de personas fuera del grupo y que sirve los límites y la protección de ese mismo grupo, se verá recompensado y aprobado por la consciencia como algo bueno, incluyendo los sentimientos agresivos, que aumentan la disposición al conflicto y al combate. La paz en el interior y la buena consciencia que la asegura son requisitos para una superación exitosa de los conflictos hacia fuera.
La impotencia
¿Cómo lograr, pues, la paz entre grupos en conflicto? Habitual y solamente cuando las diferentes partes no dan más y que sus fuerzas se agotan – siempre y cuando sean de potencia similar – y cuando ambas partes comprenden que la continuación del conflicto sólo traerá más pérdidas. Entonces concluyen la paz. Delimitan nuevas fronteras, respetan sus límites respectivos y después de un tiempo inician nuevamente el intercambio entre dar y tomar, llevando quizá luego a una unión como grupo más grande.
El triunfo
Pero ¿qué ocurre cuando un grupo ha vencido y sometido a otro, incluso tal vez ha buscado exterminarlo? Después de su victoria, el grupo ganador pierde su cohesión interna. Con eso, el grupo vencido se hace valer nuevamente. Al triunfar, el grupo vencedor empieza a deshacerse y a decaer.
Bert Hellinger