Las imágenes internas, la preocupación

Quiero decir algo sobre las imágenes internas, las imágenes internas que nos hacemos sobre otras personas. Empiezo con las imágenes que nos hacemos sobre nuestra madre y sobre nuestro padre. Todas estas imágenes están atadas a un movimiento de sentimientos internos. Esas imágenes están hechas para justificar algo. Ahora diré algo muy explosivo. ¿Qué queremos alcanzar con esas imágenes internas? ¿Cuál es el verdadero objetivo de estas imágenes? Con la ayuda de ellas, nos queremos deshacer de nuestro padre y de nuestra madre.

¿No es esto increíble, lo que desencadenamos con esto y al final, ¡qué pérdida! Sí, pero ahí no acaba. Más adelante nos encontramos con una pareja y estamos felices, por un tiempo. Luego, empezamos a hacernos una imagen de la pareja y esta imagen, nuevamente, está ligada a sentimientos determinados. ¿Para qué nos fabricamos estas imágenes? Con la ayuda de ellas, queremos deshacernos de nuestra pareja. Esas imágenes tienen efectos: alcanzan su meta. Cuando lo logran, separándonos de nuestra pareja, o ella de nosotros, ¿tenemos la oportunidad de una nueva pareja, o acaso estas imágenes se oponen de entrada a la nueva pareja, de tal modo que nos hemos deshecho e ella antes mismo de tenerla?

¿Dónde se encuentra la solución? En el otro nivel, donde cada quien es igual de bueno, igual de amado. Entonces, llegamos a un movimiento de corazón puro, sin imágenes. ¿Cuál es el efecto de ese corazón puro? Está en sintonía con un movimiento divino que dice: yo hago todo nuevo.

Hay personas presentes que tienen deseos específicos. Se preocupan por un hijo, o sus padres, o por otra persona. ¿Qué pasa con la preocupación? Es una imagen. Nos imaginamos lo que una persona necesita. ¿Qué hacemos con esa persona? Intervenimos en su destino porque tenemos la imagen de que lo que le sucede es algo terrible. ¿Cuál es el trasfondo de la preocupación? ¿Qué hago con esa preocupación? ¿Qué le provoco al otro con ella? Vuelvo a repetirlo con fuerza y determinación: con nuestra preocupación, queremos deshacernos de esa persona.

La preocupación aparece como una imagen de amor pero es el rechazo más fuerte que se pueda tener hacia el otro. ¿Cómo aprendemos a manejar esa situación de buena manera?

Esta mañana, tuvimos un ejemplo al respecto. Además, hicimos una meditación. Vuelvo a señalar los detalles. Había una mujer y frente a ella, dos representantes: una para la vida y otra para la muerte. No sabíamos quién representaba a quién. Ambas fueron guiadas a juntarse por un movimiento del espíritu, igual hacia las dos. No pudimos distinguir quién representaba la vida de quién representaba la muerte. Ambas eran una unidad. Y la mujer se conecto con ambas al mismo tiempo. ¿Cuál fue el resultado? Algo más grande que la vida y la muerte.

Luego hicimos la meditación sobre la vida y la muerte frente a nosotros. Como las representantes, nos dejamos guiar por un movimiento del espíritu.

Cerrad los ojos.

Nos imaginamos a dos personas ante nosotros. Una para la vida y otra para la muerte. Pero no sabemos quién representa a quién. Nos exponemos a las dos en la misma medida y esperamos.

(Silencio)

Esperamos hasta que nosotros y las otras dos nos veamos abarcados por un movimiento y lo acompañamos, siempre todos somos acogidos por un movimiento que nos mueve.

Eso es andar con el espíritu. O más bien, el espíritu nos permite andar con él y esto nos lleva a unas dimensiones increíbles.

¿Quedó claro el trasfondo, el movimiento?

Cerrad los ojos

¿En qué queremos poner la atención, ahora?

Hay una persona por la cual nos preocupamos: un hijo, una pareja, el padre o la madre, un hijo discapacitado. Interiormente la miramos: la colocamos en el alma. Frente a ella, se encuentran la vida y la muerte. Nos mantenemos en la reserva y dejamos que un movimiento se pueda desarrollar por sí sólo, más allá de nuestros miedos y deseos.

¿Cómo os ha ido?

Es un cambio, un cambio total. De nuevo, un ejemplo para acabar con la psicoterapia… Todo tiene su momento y todo tiene su fin.

Quiero ahora trabajar en detalle con alguien que se preocupa, por un hijo por ejemplo.

Cliente: nuestro hijo no toca, no abraza a nadie en la familia. Desde los siete años, tiene picores en el cuerpo, todos los días.

Hellinger: ¿su edad?

Cliente: 18 años

Hellinger: La pregunta aquí sería: ¿qué no está permitido, qué es lo adecuado, qué le ayuda al hijo para ir su camino, qué le ayuda a liberarse de algo que le impide andar su camino? ¿Estás de acuerdo?

Mi mirada va totalmente hacia el hijo, sólo al hijo y lo veo muy alejado de mí, no me acerco a él. Si el hijo se encontrara aquí, se podría sentir seguro de mí, en todos los sentidos. Estoy a su servicio, sólo a su servicio.

¿De acuerdo con esto? ¿Tu corazón también va en esa dirección?

Hellinger busca un representante: ¿habéis visto lo que hice? Me dejé llevar, sin saber adónde.

Tú eres el hijo y vamos a andar contigo hacia donde se encamina la dirección.

Realiza una Constelación multidimensional (Hellinger elige un gran número de personas, no se sabe quién o qué son, cada uno se deja llevar por su movimiento, Hellinger no interviene).

Diré algo acerca de la profundidad.

La profundidad es insondable. Todo lo grande es insondable. Los secretos de la vida son insondables. Algo surgió a la luz aquí, en todo sentido insondable.

Ahora, es importante que lo reconozcamos, sin preguntar, sin querer saber. Es importante que aquí, todos protejamos la profundidad, que lo dejemos así tal como fue. Todo intento de querer comprenderlo tiene como efecto que se retire hacia la profundidad.

Todos lo respetamos, sin hacer preguntas internas y dejamos a los representantes de esta constelación en paz. Mantenemos una distancia total. Entonces, estos movimientos seguirán y tendrán efecto.

¡Te van a esperar algunas sorpresas en casa! Te deseo lo mejor.

Bert Hellinger, Barcelona, septiembre de 2009

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